A TI, ADORABLE FAMILIA, NUESTRO CORAZÓN Y NUESTRO AMOR!

¡Oh Divino y eternal Amor!
¡Tú, Misericordia y Bondad eterna!
¡Tú, el Eterno Engendrador
¡Oh, Autor del firmamento y Eterna Brújula!
Cuya fuerza se llama: ¡Perdón y continuo amor!
Redimes al esclavo por el Amo en aras de tu Fidelidad sempiterna.

¡Oh, cómo te adoramos! El Deseado de las colinas eternas, Dios Unico!

¡Oh Tú, Ciencia del Dios escondido!
Eterno Principio, convertido libremente en un siervo despreciado,
De la Cruz lo conviertes en El Altar del Santuario más exaltado!
Entonces, por el agua y la Sangre que brotan de tu Cuerpo traspasado,
Tú nos redimes y adquirimos el indecible Privilegio
El del Engendramiento por el Padre como hijos muy amados.

¡Oh Tú, Carne de nuestra carne, Te adoramos Verbo Glorificado!

En cuanto a ti, Belleza humilde y Pura al igual que una flor en su esplendor.
Jardín iluminado con fe y emblemático color.
En la noche oscura, emerge de ti la Rosa que difunde dulzura.
En tu Seno Virginal se juegan el destino y la apuesta de este mundo que llora.
Porque, sin dejar de ser, la Atemporalidad se convierte en temporalidad para la salvación de los hombres que sufren la desgracia.
A partir de ahí, en Tí se encuentran, se sientan y dialogan el presente, el pasado y el futuro con miras a la Alegría.
Y por tu Sí, se está escribiendo la trayectoria de una nueva historia sagrada, llena de grandeza.

¡Oh! Cómo te amamos Virgen y Madre; Hija de nuestra raza, Nueva Eva, nuestro orgullo, nuestro honor y nuestra gloria!

¡Y tú, hombre de silencio, de fe, de esperanza y de amor sin hipocresía!
¡Hombre de nobleza y de gracia inaudita!
De la labor de tu sudor y de tu sangre, te involucras y alimentas tu familia.
Porque, a través de tí, Dios entra y abraza a David, y se cumple la Promesa!
Este último, advierte, le cede el Trono de gloria.
¡El hombre, curado, está ya!

¡Oh, ¡Cómo te queremos tú, nuestro Padre, Protector del Bendito Dios y de la Iglesia!

Familia desconocida para los hombres, pero conocida por el Altísimo,
Semilla nueva y Pedestal nuevo,
Estrella brillante en una noche de oscuridad donde nada parece hermoso,
Vínculo entre la Expectativa y la Presencia del Altísimo,
Puente entre la Noche y el Día Nuevo,
Paradigma e imagen anticipada del Dios Uno y Trino.

¡Oh, ¡Cuánto te amamos, Sagrada Familia, Tú que intercedes por nosotros ante el Padre, el Bendito del Cielo!

Comunidad Cisterciense de Santo Domingo de la Calzada.